jueves, 25 de febrero de 2010

Aprender a aprender, por Ana Bruned

No soy docente profesional. Ni vocacional. Es más, cuando veía a mis profesores impartiendo su asignatura me parecía un acto heroico el hecho de que se plantaran delante de un puñado de personas y fueran capaces de hablar, de hacerse respetar y de hacerse comprender.
Llevo desde el año 87 (con alguna interrupción) impartiendo clases de caracterización teatral. Lo que en principio fue una tortura se convirtió en una pasión, curso tras curso descubrí el placer de establecer conexión con los alumnos, un placer muy primitivo, el de ver cómo algo que desconocen y a veces desprecian, se convierte en fuente de satisfacción para algunos de ellos
Eso hizo que me formara como "formadora", y aprendí de forma oficial a dar clases. Ahora se ha convertido en una pasión, ya que mi trabajo habitual como profesional me encanta y poder transmitirlo a otras personal es muy gratificante.Y aprendo, cada día aprendo: me gusta la docencia porque es un ejercicio de intercambio, todo el mundo da, todo el mundo recibe: es generosa.
Mi meta no es que se conviertan en los mejores actores-caracterizadores. Mi meta es que aprendan a aprender: la observación, la curiosidad, la lógica y la intuición como base para la actitud de aprendizaje, una actitud vital. Y cada año tengo maravillosas sorpresas.
La docencia ha empapado tanto mi vida que ahora cuando estoy desarrollando mi trabajo como profesional en cuanto noto curiosidad tiendo a explicarlo todo.
Y a pesar de las trabas burocráticas (reducción de horarios, presupuestos...), no me voy a bajar de este burro a no ser que me empujen.

No hay comentarios: