lunes, 6 de septiembre de 2010

¡Quiero ser maestra !, por Sacra Rodríguez SuárexQUIERO SER MAESTRA!SACRA RODRÍGUEZ SUÁREZ (Maestra)

Recuerdo que de pequeña me preguntaban qué quería ser de mayor, y siempre respondía ¡Yo maestra!
Así, desde mi infancia quedé fascinada y atrapada por esta profesión donde el dar y el recibir, ofrecer y presentar, enseñar y aprender, comunicar y transmitir, crecer y progresar, crear y elaborar, escuchar y dar la palabra, acompañar y guiar… se dan en partes iguales, y donde se está continuamente en evolución, enriquecimiento y crecimiento personal si realmente te gusta y disfrutas ejerciéndola.
Jugaba a las maestras y las imitaba en sus gestos y acciones.
Recuerdo también que en Reyes, siempre mis padres, aparte de juguetes nos regalaban algo para el Cole, y yo me sentía feliz con una simple caja de lápices “Alpinos”.
Cuando explicaban mis maestros-as algún tema, siempre me quedaba absorta, porque sentía que esa comunicación, esa complicidad, ese diálogo, esa acción pedagógica eran irrepetibles y casi mágica.
En todas mis etapas escolares, nunca tuve la figura de un maestro-a que me marcara o dejara huella. Todos-as se basaban en realizar una escuela donde la pizarra, la silla, la mesa y el libro de texto eran el denominador común y donde la rutina, la repetición, los exámenes, las redacciones, el salir a decir la lección o preguntarla oralmente, los problemas matemáticos sin sentidos, las calificaciones PA y NM eran los elementos motivadores y esta tediosa cadena se rompía con la realización de alguna excursión o la fiesta Fin de Curso, a pesar de todo, les cogí aprecio y cariño a algunas maestras-os (sobre todo en Primaria) y forman parte de mi memoria sentimental.
Al decidir carrera, elegí Magisterio con convencimiento (aunque por la nota de selectividad tenía otras posibilidades). Aprobé las oposiciones (nunca fui interina) y me vi por primera vez sola en un aula y con un grupo de niños-as, no sentía “miedo escénico”, sabía que aprenderíamos juntos, estaba feliz (a pesar de que ni el centro ni el pueblo eran los mejores) y lo viví con responsabilidad y alegría.
Ahora en mi trabajo, si tengo a maestros-as como modelos: Mª Carmen Díez, Isabel Agüera, Mariano Coronas, Cristóbal Gómez, Sebastián Gertrúdix, Blanca Gaspar, Pilar Fontevedra, Elisa Vián, Rosa Serdio, Carmen Valderrey… en ellos-as me reflejo, aprendo, intercambio, dialogo, me identifico y sobre todo los admiro, muchos son amigos-as personales ¡el magisterio da estos lujos!
Son maestros-as “a pie de obra”, como dice uno de ellos, que entiende su oficio como mucho más que una forma de ganarse la vida y que van a trabajar en vez de ir al trabajo.
En mi segundo año como maestra, un compañero me dijo: “Ahora tienes esta ilusión y vitalidad porque llevas poco años, cuando lleves los que yo, todo habrá desaparecido, porque es una profesión que quema mucho”. Hasta hoy, siento y tengo la misma ilusión al empezar cada curso e ir cada día a la escuela (aunque el camino andando no ha sido fácil) es una profesión en la que creo y sigo creyendo, porque despiertas las ganas de aprender, la fuerza interior para desarrollar un proyecto, cuando la familia colabora y participa,cuando fluye el entusiasmo por un tema, y sobre todo cuando te conviertes en su guía y acompañante para superar sus dificultades, saliendo ellos-as de sí mismos para aprender del mundo y la vida, y como dice Isabel Agüera “El verdadero maestro es el que sabe que también es alumno”. Pero no me gusta, la burocracia que asfixia a la escuela, las excesivas reuniones porque sí, el reciclaje unido a incentivos económicos, la incomprensión y las competencias internas, el realizar actividades por inercia, y que la figura del maestro-a no esté valorada…
En este curso, mi alumna Alejandra Sánchez Moreno, al enseñarme su trabajo terminado, se acerca a mí, y poniendo su mano sobre mi brazo, me dice :” sabes, yo quiero ser maestra como tú”… no sé si esto se cumplirá, pero me gustaría que si la eliges como profesión (poniendo las mismas ganas que cuando me lo dijiste) seguro que no te arrepentirás, y a mí sinceramente, me gustaría verlo, porque ser Maestra, no lo olvides Alejandra, es algo grande.

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